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miércoles, 20 de febrero de 2013

- EL NIÑO Y EL ROTTWEILER





Queridos lectores, continuación les reproduzco la carta íntegra que envié a diversos medios de comunicación y que fue publicada el día de hoy en el diario La República con motivo de la muerte de un menor por un can de raza Rottweiler:



"Les escribo con motivo de la lamentable (y evitable) muerte del menor  provocada por el can de raza Rottweiler de nombre Vinces, acaecida la semana pasada. Lamentablemente noticias como ésta son frecuentes en nuestra ciudad y muy bien aprovechadas por los medios periodísticos porque venden muy bien, unos agregando,  otros omitiendo detalles.

Sea como fuere siempre se culpa y se señala al perro como el asesino maldito que con alevosía y premeditación planea y ejecuta su crimen. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que tratamos  a los perros como si fueran niños o seres humanos, adjudicándoles los mismos pensamientos, sensaciones y emociones que a nosotros nos conmueven e ignoramos que los perros son una especie distinta con necesiades diferentes a las nuestras.  

Lo que sucede es que no sabemos nada acerca de los perros, de su psicología y de cómo "piensan" (si cabe el término), en general desconocemos sus necesidades (y por lo tanto no las satisfacemos) y creyendo que sólo con darle un techo y "darle mucho amor" -como refiere su dueña-  estarán felices y mentalmente equilibrados. Pero lo cierto es que en este tipo de accidentes (mordidas) tan inocente es el niño como lo es el perro. 

El can  es un ser inimputable pero lo tratamos como si fuera un criminal humano al que hay que ajusticiar cuanto antes. Exigimos "justicia humana" en contra de un ser que no tiene capacidad para distinguir entre el bien y el mal. Actuamos movidos por la sed de venganza, insana característica propia de la especie humana.

 Antes de señalar al perro deberíamos señalarnos a nosotros mismos y preguntarnos qué hicimos mal para que se haya llegado a este terrible desenlace. Los únicos culpables e imputables en esta historia son los dos abuelos porque eran los adultos responsables a cargo del niño y del perro. 

Me pregunto: 

¿Sabían estos abuelos que la raza Rottweiler es una raza poderosa que requiere amplios espacios y estímulo físico y mental a diario?
¿Sabían que estos perros por su alto nivel de energía requieren un trabajo físico intenso de al menos tres horas al día?
¿Sabían que nunca hay que dejar a un niño y a un perro sin supervisión?
¿Sabían que los  perros no necesariamente ven del mismo modo a un adulto que a un niño?
¿Sabían acaso que un perro no ejercitado a diario se estresa y acumula energía tóxica que en cualquier momento y ante cualquier estímulo puede estallar?
¿Lo sabían? Probablemente no. Y si lo sabían actuaron negligentemente.

Podrán matar al perro una y mil veces,  pero si no matamos el esquema mental que ocasiona este tipo de desgracias, de nada servirá. Ojalá que la muerte de estos dos inocentes no haya sido en vano y aprevechemos la valiosa y dolorosa lección que nos ofrece."

 

¿Porqué?




sábado, 9 de febrero de 2013

- GALLINAZOS DE CUATRO PATAS




Rumania aprueba una ley para deshacerse de miles de perros callejeros



Lector:


Al abrir el diario del día lunes me encontré con esta hermosa y sentida composición escrita nada menos que por Gonzalo Torres (el Gonzalete del recordado programa Pataclaun). Sorpresas te da la vida. Nunca pensé que este reconocido actor fuera un amante de los perros. A continuación sus conmovedoras palabras.

"Va un descarnado animal, sobre la sombra de lo que alguna vez fue un perro,
caminando a duras penas por el borde del mercado. Es aún de madrugada y
los barrenderos de la municipalidad aún no han recogido la cantidad de
inmundicias que quedan en la pista después de un agitado día de caseros y
caseras. El remedo de can tiene la mirada nerviosa y los sentidos aguzados contra perros territoriales y borrachos lanzabotellas. Va en busca de un trozo
de algo, un pellejo de pollo en la calle, vísceras de un pescado o un charco de agua sucia del cual beber. De pronto las luces de mi auto se cruzan con sus ojos y brillan desde el fondo de su retina. huye con el paso más apurado que
su exánime cuerpo le permite. Veo su vida en otros perros de distintos
lugares de Lima, tantos que repiten una vida que es más una sobrevivencia
que una existencia.


Una ciudad en la que abundan los perros callejeros es una ciudad inhumana,
reflejo de sus habitantes que abandonan a su suerte a aquellos que debieron
proteger y cuidar en  ese pacto tácito y milenario entre el perro y el hombre.
Lima está en ese camino. A pesar de esfuerzo paliativo de las diversas asociaciones protectoras, veo. en mis recorridos, cada vez más perros en la
calle. 

Camadas de crías de hijos de perros que estuvieron a cargo de alguien,
perros sin cariño, vagan por la calle. Mi perra no va a tener crías, voy a ser
su compañera y ella la mía, hasta el fin digno de sus días. Ella no sabe
que su madre fue uno de esos perros que veo de madrugada y que su destino
pudo haber sido otro. Eso no lo sabe. Aún así cada vez que sus ojos y los míos se cruzan, no huye, se acerca moviéndome la cola, el morro bajo, sumisa y altiva a la vez, me lame y juro que en uno de sus suspiros puedo 
escuchar un gracias. 

No, gracias a ti, le digo. Y sus ojos brillan."




...gracias querido Gonzalete



(Diario La República. Lunes 4 Feb 2013)